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Reportaje realizado por Laia Ruich y Aitor Marichalar para TV3, Televisión de Catalunya

domingo, enero 21, 2007

Escena familiar

En la búsqueda y organización de material para el capítulo de la biografía relativo a los padres y hermanos del profesor Fassman, volvemos a encontrarnos con Nati, su hermana mayor, esta vez en el blog de una congregación religiosa. Natividad Mir Rocafort desarrolló una actividad notable en el apostolado laico de la iglesia durante la década anterior a la guerra civil. La contienda alteró su vida como alteró la de todos de un modo u otro, pero en su caso lo insólito de las circunstancias sumerge esta etapa en un misterio que invita a la investigación.

Nati era un misterio, como lo es siempre una inteligencia genial, una personalidad brillante que atrae a los demás haciéndolos girar a su alrededor, una vida que trasciende la normalidad. Tras su fallecimiento en 1940, todas las personas de su círculo, por supuesto creyentes y comprometidos con la iglesia como ella, dan por sentado que ha muerto en olor de santidad y empiezan a moverse para conseguir que se abra un proceso de beatificación. Circulan estampas y se publican unos apuntes biográficos. Pero las exigencias de un proceso de tal envergadura superan las posibilidades de los entusiastas y el proyecto se va muriendo en silencio, como el de tantos aspirantes al reconocimiento de su santidad que no cuentan con el apoyo económico y social de congregaciones fuertes o del segmento más poderoso de la jerarquía. Muere la esperanza de un proceso de beatificación, pero no el entusiasmo de quienes siguen proponiendo a Nati como modelo de virtudes. Prueba incontrovertible de ese entusiasmo es que sesenta y siete años después de su muerte, una congregación religiosa le dedique varias entradas recientes de su blog extractando pasajes del librillo "Perfiles apostólicos. Apuntes biográficos de Natividad Mir Rocafort" que publicara Matilde Mitjans en 1961, y que esas entradas reciban comentarios de jóvenes que alaban la personalidad de Nati y la aceptan como modelo a seguir.

Nati tuvo un papel importantísimo en la vida de su hermano José y la tendrá, por supuesto, en su biografía. Los "Apuntes" de Matilde Mitjans tienen un caracter estrictamente hagiográfico y por su intención y su brevedad pasan por alto las relaciones de Nati con sus padres y con sus hermanos y los serios conflictos de su entorno familiar. Esos conflictos, a los que la guerra imprimió caracteres dramáticos, marcaron de un modo u otro a todos los hermanos, y el futuro profesor Fassman no fue una excepción. La familia Mir Rocafort, como tantísimas otras en aquella época de locura fraticida, tuvo que vivir en su interior el desgarro provocado por ideologías irreconciliables defendidas por unos y otros con igual intensidad, por no decir fanatismo. Mientras Nati tiene que huir a Bélgica en 1936 por haberse distinguido en organizaciones católicas de Barcelona, uno de sus hermanos abraza la causa de la revolución anarquista y lleva su bandera por la comarca del Pallars Sobirà. Mientras Nati vuelve a España en 1938 para proseguir su labor apostólica en Burgos junto a los rebeldes de Franco, su padre abre su casa de Aragón, en la que se había instalado la familia, para acoger a los refugiados rojos que huían de Sort. Pero la explosión de odio no fue un acontecimiento súbito e imprevisible. Fue, por el contrario, la consecuencia inevitable de muchos años de crispación y de violencia entre dos modos distintos de concebir la vida política y social. Esa crispación que tensaba la calle y la prensa se vivía también en el pequeño mundo de muchas casas. En la casa de los Mir Rocafort se vivió con particular intensidad por ser particularmente intensas las personalidades de los distintos miembros de la familia. Luego, como a las casas de todos, llegó el silencio, un silencio espeso forzado por el miedo. Pero el silencio no es la muerte aunque sea una de sus cualidades y en ocasiones se les pueda asociar. Cuando se deroga la prohibición de que cada cual diga lo que piensa, todos descubrimos que el recuerdo sigue vivo después de cuatro décadas haciéndose el muerto. Y descubrimos, además, con inmenso alivio, que puede salir a la calle y pasearse por todas partes sin que nadie pretenda encarcelar o matar al que lo saca de paseo, y que en lugar de ese monstruo que todos teníamos que ahogar antes de que nos devorara, el recuerdo ha resultado ser un amigo que puede ayudarnos a curar muchas heridas.

No habrá lagunas por omisión en la biografía de Fassman. Sabemos que algunos aspectos de su vida y de su entorno pueden parecer poco o nada edificantes juzgados por una moral católica o pequeño burguesa. Pero sabemos también que a estas alturas una gran mayoría ha comprendido que existen puntos de vista y formas de vida distintos a los suyos que debe respetar aunque no comparta. Muchos, además, disfrutan asomándose a esos modos de ser y de pensar diferentes porque su amplitud de miras les permite enriquecerse con la variedad. No habrá lagunas y, afortunadamente, no habrá regusto amargo.

La familia Mir Rocafort sobrevivió intacta a la masacre física y moral que asoló el país. No tuvo que sufrir, como tanta otras familias, la ausencia del vencido. Milagrosamente quizás, probablemente por las conexiones de Nati y del propio Fassman, no hubo condena ni exilio que lamentar. La figura de la madre congregaba a todos los hermanos. Todos tenían algún momento para ir a verla casi todos los días. Hay una imagen del verano del 63 que podría ilustrar esas relaciones cotidianas. Están todos los hermanos Mir Rocafort incluyendo a Nati, porque desde su fallecimiento en 1940 es una presencia que aparece en todas las conversaciones invocada por cualquier excusa. Está Eusebio, el sastre que confecciona trajes sin tomar la medida ni probar la prenda a los clientes, inventor de un patrón único cuya venta le permite trabajar unos pocos meses al año y dedicar el resto de su tiempo a la pintura sin querer vender ni uno sólo de sus cuadros porque se niega a poner precio a su arte. Está Luis, que pinta también obras excelentes en el más oscuro anonimato y que está terminando de pintar los murales de la capilla de un sanatorio. Está Marina, ojos grandes y mirada intensa como las pasiones que desahoga escribiendo poesía, marcada por el recuerdo de haber escuchado el último suspiro de su hermana Nati mientras descansaba con la cabeza apoyada en el pecho de la enferma. Está María, apasionada defensora de su tierra y de su lengua, que alguna vez se queja de ser la más normalita de la familia aunque se enorgullece de su matrimonio y de sus hijos ejemplares. Está Fassman, el hipnotizador de fama internacional cuyo mejor momento de todos los días es cuando llega a ver a su madre y desahoga su afecto cogiendo en sus brazos a la viejecita minúscula y dándole vueltas hasta que todos, menos ella, le obligan a parar. Más tarde, en la sobremesa, volverán a discutir acaloradamente porque a alguien le parece que Fassman ha hecho trampas en el juego de cartas, pero no pasa nada. Les observa una anciana de mirada tan penetrante como tierna, una mujer delgada y diminuta que a sus noventa y pico de años no permite que nadie le haga sus cosas, incluyendo arreglo personal, limpieza de habitación y comida, una mente privilegiada que además de asombrar en su juventud por la rapidez de sus cáculos mentales, ha triunfado en algo más importante que todo lo que han podido hacer sus hijos: mantener a la familia unida.

sábado, enero 20, 2007

Un testimonio emocionante

El pasado mes de noviembre nos enviaba un mensaje desde Galicia Javier Akerman, ex-alumno del profesor Fassman del curso de 1977. Hace poco recibimos su testimonio sobre su relación con el profesor. Además, Akerman nos ha enviado por correo postal copia del diploma que recibió del profesor en aquel curso. Como el diploma aún no ha llegado y no queremos esperar más, publicamos hoy su testimonio e incluiremos el diploma en cuanto llegue.


EL PROFESOR FASSMAN: MI PRIMER MAESTRO

Tenía yo escasos 18 años y corría el año 1977. Por fin iba a conocer en persona al profesor Fassman, a quien conocía a través del curso por correspondencia que dictaba desde Barcelona. Pasé la plaza de toros y entré en la Sala Cooper. Allí pude ver al maestro en plena acción. Su rostro anguloso y su mirada hipnótica, que parecía poder adentrarse en los recónditos confines del alma fue lo que más me impresionó nada más verlo. Y después su excepcional capacidad comunicativa y didáctica. El profesor nos enseñó de una forma sencilla los secretos del hipnotismo, de la dinámica mental y de la parapsicología. Casi al final del curso nos hizo una demostración de sus capacidades como mentalista: “cumberlandismo” o también llamada “telepatía por contacto”, mnemotecnia e hipnosis práctica. Puedo asegurar que para mi fue un privilegio inolvidable haber sido testigo de todo ello. Fassman no tenía competidores. Sí muchos émulos e imitadores, pero él tenía el carisma de los verdaderos maestros.
Creo que el profesor José Mir (Fassman) será recordado como el mejor hipnólogo y mentalista del siglo XX. Y como no creo en las casualidades, nada más salir al finalizar el seminario, en una “librería de viejo” de la bella ciudad Condal encontré escondidos, en una polvorienta estantería, los cuadernillos mecanografiados y amarillentos pero perfectamente conservados del “Curso de Magnetismo e Hipnotismo” del profesor Fassman y de Manu de Lutxi, fechados allá por los años 30 del siglo XX; una verdadera joya que fue para mi una “señal” casi iniciática que puso el broche de oro a mi viaje.
Han pasado los años desde ese primer diploma de “Hipnosis, Dinámica Mental y Parapsicología” (que tengo enmarcado en mi despacho con verdadero orgullo y que os muestro en la fotografía). Me he licenciado y doctorado en psicología; estudio el 2º ciclo de la licenciatura en psicopedagogía y practico también las Medicinas Alternativas. Pero en honor a la verdad he de confesar que mi primer maestro fue el profesor Fassman. Con él aprendí los fundamentos que después con los años fui perfeccionando con la práctica.
Leí su última entrevista concedida a la revista “Más Allá” antes de su fallecimiento y mi admiración por él y su inmenso trabajo no han parado de crecer.
Nos ha dejado el hombre pero su obra sigue viva en los corazones y las mentes de aquellos que lo hemos conocido. Solo puedo decir, como colofón sincero: “Gracias Maestro y hasta pronto”.
Francisco Javier Akerman Alonso-Rebollo
www.akerman.es / www.akerman.net



jueves, enero 18, 2007

Profesor Ysai, ex-alumno curso 1987


El amigo Francesc Gallemi, Profesor Ysai, nos envía una anécdota sobre su relación con el profesor Fassman. Esperamos que no sea la última porque seguramente tiene muchas más cosas que contar. Agradecemos su colaboración y, por supuesto, le tomamos la paralabra para contar con él en las actividades del 2009.

Nos dice el profesor Ysai:


"Hoy he encontrado con gran sorpesa y alegria esta página tan entrañable.Soy uno de los últimos alumnos del "profe", supongo, pues tengo su diploma de Hipnoterapia Médica, fechado el año 1987.

Desde su traspaso en el 1991 me he dejado guiar por sus consejos tanto en el campo profesional,pues me dedico a las actividades parapsicologicas y mediumnicas como en el campo personal, ya que el era un gran filósofo y entrañable persona.

La lástima es que no seguí uno de sus consejos y esto casi me cuesta la vida hace dos meses.

El me dijo, mira, tu eres medium completo, tienes una edad en la que puedes hacer y experimentar lo que quieras con sumo cuidado en el campo de lo desconocido, pero aléjate de la mediumnidad antes de los sesenta ya que es peligrosa para la salud y a mas de uno le ha costado la vida debido a las descargas hormonales que se producen en el trance completo.Ojala le hubiere hecho caso a tiempo, pues en el mes de octubre pasado sufrí un infarto gravísimo y salvé la vida a duras penas, pero ahora ya estoy plenamente recuperado.

Me acordé mucho de el, lo aseguro, los días que pasé en la UCI del Hospital de San Pablo.

Tengo algunas anécdotas mas que contar pero no quiero cansar.

Os deseo un gran éxito con esta página a vuestro padre y si necesitais mi colaboración para este homenaje que preparais en el 2009, no dudeis en hacermelo saber.


Un Abrazo.


Francesc Gallemi(Profesor Ysai)"

domingo, enero 14, 2007

Otro paso adelante



Empieza el año de un modo inquietante en todo el ancho mundo. Circunscribiéndonos a España, estos primeros días resultan desoladores: búsqueda de dos víctimas de un atentado terrorista, descubrimiento de los cadáveres, escenas de dolor, entierros. Los medios de comunicación, con machacona insistencia, hablan de fracaso, de crispación, del derrumbe de la esperanza. El tiempo se une al desconcierto y se estanca en una extraña primavera otoñal apagando la ilusión de los deportistas de invierno. Parece que todo conspirara con el fin de paralizarnos. Pues bien, éste es el momento de recordar que seguimos teniendo la última carta en la mano, porque el triunfo o el fracaso de esa conspiración de las circunstancias sigue dependiendo, única y exclusivamente, de nuestra voluntad.

Estamos sujetos a mensajes que pretenden mantenernos en un estado permanente de miedo. Eso hacen los medios de comunicación de la mañana a la noche recordándonos constantemente la inseguridad en que vivimos, las posibilidades de contraer un cáncer, de no poder pagar una hipoteca. Y es sabido que el miedo paraliza. La naturaleza nos ha provisto con un instante de quietud ante la amenaza en que el cuerpo y la mente, en el caso de los seres humanos, se disponen a huir o a luchar. Pero esa parálisis inicial tiene dos salidas. Podemos resignarnos a ser receptores pasivos de mensajes que nos apabullan y estancarnos en la sordidez de una rutina sin ilusiones y sin esperanza, o podemos plantar cara a la adversidad y seguir adelante con la certeza de que nuestra lucha por mejorar las circunstancias no será nunca inútil, porque en esa lucha conseguiremos siempre mejorarnos a nosotros mismos.

Éste es el mensaje que de un modo u otro pretenden transmitir todos los métodos de superación personal, incluyendo, por supuesto, la Dinámica Mental del profesor Fassman. En su biografía intentaremos descubrir las fuentes en que se inspira su método, los fundamentos en que se basa, el modo en que el profesor fue desarrollando esos principios en sus cursos y ciertos efectos que escapan a las explicaciones racionales. Claro que en estos tiempos, a todo se le exige la cualidad de práctico y vigente. ¿Sirve para algo, hoy en día, indagar en la vida y los trabajos del profesor?

La respuesta es afirmativa se mire desde donde se mire. Quien se acerque a la vida de Fassman buscando entretenimiento, sin duda lo encontrará. Tres cuartos de esa vida transcurren en diferentes países envueltos en la aureóla del espectáculo, dejando un rico anecdotario que corría de boca en boca por toda América en los 50 y principios de los 60 cuando no disponíamos de la minuciosa y apreciadísima labor del periodismo del corazón. Era la época romántica en que los periodistas esperaban a las personalidades en las escalerillas de los aviones, en que un ilusionista asombraba a salas llenas de un público ingénuo que se dejaba arrastrar a la ilusión disfrutando intensamente del espectáculo, en que el éxito situaba a un mentalista en un nivel casi sobrenatural creando a su alrededor una corte de admiradores y, sobre todo, admiradoras incondicionales. La biografía de Fassman ofrece un viaje a aquellos lugares y a aquellos tiempos para compartir la diversión que él mismo disfrutó mientras la disfrutaba su público. ¿Y luego?

Cuando en los sesenta Fassman decide dar a su vida lo que parece ser un giro radical dedicándose a impartir cursos y a atender pacientes, se desata a su alrededor una auténtica campaña de acoso y derribo. Por diversos motivos y desde diferentes flancos, se le acusa de ser un charlatán y se intenta, incluso por vía judicial, retirarle de su trabajo. Fassman pasa entre el tumulto sin inmutarse, sin perder el sentido del humor, sin considerar ni remotamente la posibilidad de retirarse. No pasó mucho tiempo hasta que los que no pudieron vencerle, intentaron unirse a él. Fassman acogió a los admiradores convertidos y a los imitadores que empezaron a aparecer por todas partes con la misma sonrisa con que había acogido sus denuncias. ¿De dónde le salía con absoluta naturalidad la sangre fría, la indiferencia ante la adversidad, la constancia en el trabajo pasara lo que pasara? Fassman tardaba en superar un obstáculo lo que tardaba en divisarlo y pasar por el lado, un tiempo brevísimo considerando que muchas veces presentía el obstáculo antes de que cualquiera pudiese divisarlo. En sus cursos enseñaba diferentes técnicas para superar las limitaciones y enfrentarse a los problemas. En su vida privada, bastaba observarle para comprender que no repetía conocimientos adquiridos en otras fuentes. Él mismo era la muestra de la efectividad de sus técnicas y su vida ofrece el más práctico manual para ir trabajando por la superación.

Y a los aficionados al misterio, ¿tiene algo que ofrecerles? Toda la vida de Fassman fue un misterio, tanto o más apasionante de investigar que el que entrañan las casas encantadas y los fenómenos llamados paranormales. Deshauciado en el momento de nacer, su primera infancia desborda lo que en narrativa se consideraría verosímil. Pasó los primeros meses de su vida luchando contra la muerte y los primeros años recordando que su supervivencia era prácticamente un milagro. Esos momentos cruciales tuvieron dos consecuencias. Por un lado, su familiaridad con la muerte, como si al haber tenido tan cercano ese momento final cuando su vida apenas comenzaba, hubiese aprendido a divisar a lo lejos su presencia. Por otro lado, su convencimiento de que estaba preparado para luchar contra todo y de que conseguiría todo lo que se propusiera. Hoy consigue seguir frente a las candilejas después de décadas retirado de los escenarios y de dieciséis años retirado del mundo. Miles de personas, desde todos los continentes, están acudiendo a la página en la que se habla de él; unos para recordarle y otros para conocerle. Fassman sigue siendo, como lo fue durante toda su vida, un fenómeno insólito y, desde luego, misterioso.

Y por llevar la contraria a este aparente estancamiento de tantas cosas, lá página del profesor Fassman ha tenido unos días muy movidos.





  • Algunas webs amigas nos han pedido artículos sobre el profesor que iremos entregando entre hoy y mañana.

  • El pasado viernes, Alex García nos hizo una entrevista en su programa Boira de Tarragona Radio. Pueden oirla en la página de Boira. Uno siempre se queda con la sensación de que ha dicho mucho menos de lo que quería decir. Es muy difícil hablar de una personalidad y de una vida tan complejas como las del profesor en el tiempo de una entrevista radiofónica y, como he explicado en otras entradas de este blog, preguntas como si veía fantasmas son de difícil respuesta si no hay tiempo para matizar. Pero la difusión de nuestro proyecto siempre se agradece y queremos darle las gracias de todo corazón a Alex García, director de Boira. http://www.boiramisterio.com/

  • El profesor Marín, receptor del primer diploma que el profesor Fassman entregó en España, nos envió una foto del diploma y una colaboración que próximamente aparecerá en la web.

  • A partir de mañana, la web ofrecerá las novedades prometidas y la sección de memorabilia irá creciendo durante toda la semana.


Bienvenidos todos los que nos visitais por primera vez y gracias a todos los que volvéis. Seguimos trabajando para que la web y la biografía vayan creciendo, y seguimos esperando vuestras colaboraciones. Que los próximos días desmientan todos los malos augurios con que ha empezado el año y que todos podamos sentirnos un poco responsables de la mejoría general.

Fotografía de Jorge Sallies. Derechos reservados. Se encuentra en: http://www.tierradelfuego.org.ar/webcam/anteriores.php?imagen=20041012-33

lunes, enero 01, 2007


Un colofón de odio y violencia ha venido a cerrar el año, lógica conclusión de lo que han sido 365 días marcados por el odio y la violencia. Hace años que la prensa, la radio y la televisión nos ofrecen cada día cadáveres y heridos. Hace unos cuantos que internet se ha sumado al museo de horrores. Para muchos, esas imágnes se han convertido en parte del paisaje cotidiano sin más importancia que el papel que las exhibe o el aparato que las proyecta. Nos hemos acostumbrado a la violencia, a la sangre, al insulto, a la basura. El debate de ideas parece haber desaparecido de la política y de la vida social. Quien harto de la televisión decide navegar por la red y acude a páginas y foros con la intención de compartir ideas, intereses, aficiones, no tarda en encontrar la descalificación y el insulto contra quien no piensa igual, a veces adobado con un humor grosero.

Antes de ayer, por enésima vez, un estado se convirtió en asesino matando a un prisionero. Durante todas las horas del día más festivo del año, los equipos de rescate buscaban entre los escombros del aeropuerto de Madrid a dos personas desaparecidas, con toda probabilidad, inmigrantes; dos historias de pobreza, de dos luchadores que no se resignaron a sufrirla, de dos trabajadores que vinieron en busca de la riqueza contribuyendo con su esfuerzo a aumentar la riqueza del país.


Dos vidas, tres, miles destruídas en nombre de ideas desencarnadas, ajenas a todo cuanto implica el ser humano. Unos matan, dicen, por llevar la libertad y la democracia a un país que no las tenía. Los muertos, los que morirán hoy y mañana y pasado, ya no tendrán la oportunidad de disfrutar de esa libertad y esa democracia que hasta ahora sólo les ha servido para morir. Otros matan para conseguir la independencia, otra hermosa idea que no ha servido para otra cosa que para llenar de muertos, dolor y zozobra la tierra que se quiere independiente sin contar con los hombres y mujeres que la habitan. Algunos, finalmente, tienen las manos limpias de sangre, pero las lenguas cargadas de resentimiento, de envidia, de odio. En sus cabezas giran las pasiones más sórdidas, por sus lenguas salen convertidas en descalificaciones, insultos, bravuconadas, y esa mala baba va impregnando el ambiente, metiéndose en las casas, infiltrándose en las mentes de adultos, adolescentes y niños.

Pero la peor amenaza no es la muerte, que todos queremos ver lejana, ni la crispación a la que podemos responder con crispación sin mayores problemas aparentes. La peor amenaza es un escepticismo que instale a la mayoría en la resignación. Resignarse es aceptar que las cosas no pueden mejorar y, por lo tanto, no hacer nada para intentar mejorarlas. Resignarse es dejar el mundo en manos de los violentos, violentos de pístolas y bombas, violentos de palabras, violentos de poder para aplastar al más débil. Ante un año que nos ha ofrecido ese panorama de estancamiento nauseabundo cuando no de retroceso hacia etapas anteriores a la civilización, resignarse es garantizarnos de antemano que este año que comienza será igual o peor que el anterior.

Estamos preparando la biografía de un hombre que trabajó por enseñar a pacientes y alumnos a no resignarse, a luchar contra sus limitaciones y las circunstancias difíciles de sus vidas consolidando su autoestima y proyectándola en el respeto y amor a los demás. Recordando ese trabajo y el de todos cuantos luchan por mejorar nuestras vidas, aprovechamos este espacio para instarles a que no se resignen y para desear que esa falta de resignación se convierta en una lucha activa por limpiar el ambiente y hacer prevalecer valores humanos como la concordia, la paz, en defintiva, el amor. Sólo así podemos desearnos un feliz año nuevo con la auténtica esperanza de que lo sea.

Feliz año nuevo.

La imagen es de Juanra, una persona con ganas de luchar. Vale la pena visitar su página.