Image Hosted by ImageShack.us

Reportaje realizado por Laia Ruich y Aitor Marichalar para TV3, Televisión de Catalunya

lunes, julio 16, 2007

Brillante investigador

Los mensajes de Alain Denis, mago y bibliotecario de la Sociedad Española de Ilusionismo, siempre contienen mensajes importantes sobre la vida del profesor Fassman porque, aunque no le conoció personalmente, ha puesto su memoria y sus libros a nuestra disposición para seguir el rastro del profesor durante los años gloriosos de la magia y el mentalismo en los teatros de España. El Sr. Denis fotocopió y nos envió la portada y contraportada del libro "El hipnotismo al alcance de todos" que el profesor escribió y la Editorial Taurus editó en Buenos Aires, Argentina, en 1958.























Además, nso envió fotocopia de un cartel de la presentación de Fassman en el Teatro Romea de Binefar, el 9 de julio de 1942, en compañía del mago Chang-Fu y de otras atracciones.

Sinceramente, vivimos deseando que la magia de Alain Denis produzca nuevas aportaciones, todas ellas rayos de luz que van iluminando lo que fue una carrera llena de éxitos espectaculares. El optimismo nos hace preguntarnos, ¿habrá alguno de nuestros visitantes que guarde este cartel o sepa dónde encontrarlo? El mejor destino que pueden tener los carteles de las actuaciones del profesor Fassman es, sin duda, el museo-biblioteca que el pueblo de Sort dedicará a su memoria en el 2009.

Gracias otra vez Alain Denis. Su nombre también figurará en ese museo junto al de José María Llàcer y todos cuantos han colaborado y seguirán colaborando de corazón para que nuestro proyecto salga adelante.

sábado, julio 14, 2007

La pintura, pasatiempo y obsesión



El Sr. Ramón Solé, que fue muy amigo del profesor Fassman durante muchos años, nos ha permitido entrar en su casa para hacer una fotografía de los dos cuadros que el profesor pintó en la década de los sesenta y que regaló a su familia.


Los tres hijos varones de José Mir Llahí y Pilar Rocafort Porredon tuvieron una estrecha relación con la pintura durante toda su vida. Para Luis, el hermano menor, de profesión maestro y de vocación bohemio, la pintura era un modo de expresar sus sentimientos y reflexiones. No pudo soportar el enclaustramiento en los valles pallareses y un día dejó su plaza de maestro en un pueblo de estas montañas y se fue a Barcelona a pintar. Pero la ciudad tampoco le proporcionaba eso que sólo él sabía que estaba buscando. Se embarcó hacia Tanger y allí vivió durante una larga época sin que sus más allegados supieran dónde ni cómo. Volvió a Barcelona enfermo y fue ingresado en el sanatorio de Santa Coloma de Gramanet donde vivió varios años dejando sus murales en la capilla. Nunca se preocupó por vender sus obras y, hoy por hoy, resulta prácticamente imposible rastrear las que regaló. Quedó en la casa de su hermano, Fassman, una acuarela en la que puede apreciarse, además de la corrección técnica y el dominio del color, su capacidad de interiorizar la vida y costumbres de su gente. Con sobriedad pallaresa, la escena nos habla del silencio, la soledad, el trabajo de hombres y mujeres mimetizados con sus montañas.

Eusebio, el mayor de los varones, vivió siempre en su mundo subjetivo y casi siempre a greñas con la realidad. Tenía facultades geniales. Ejerció de sastre en Sort y aún vive quien recuerda que cuando un cliente le encargaba un traje, Eusebio le miraba de arriba abajo con detenimiento durante unos minutos y luego le espetaba la fecha en que estaría listo el encargo. Sólo el que acudía a él por primera vez le preguntaba si no iba a tomarle las medidas. Sus clientes sabían que no tomaba medidas jamás. Tenía a sus ojos por más fiables que cualquier cinta métrica y no se equivocaba. Sus trajes sentaban a la perfección aún cuando el cliente tuviese un defecto físico.



Eusebio vivió la guerra tan a su manera como todo lo demás. Fue por el Pallars con el pañuelo rojo de la FAI al cuello, pero más por espíritu aventurero que por convicciones ideológicas. Terminada la guerra, superó la depuración y se estableció en Barcelona. Inventó un patrón revolucionario que él mismo se dedicó a vender por toda España y que probablemente le habría enrriquecido, pero no era esa su ambición. Eusebio vendía su patrón para cubrir las necesidades básicas de su familia, pero para cubrir sus necesidades vitales, se dedicaba a pintar. Pasaba meses pintando encerrado en su estudio hasta que se acababa el dinero y tenía que volver a vender. A vender su patrón, porque no hubo manera de convencerle de que vendiera sus cuadros. Eusebio pintaba paisajes en los que el color delata la profunda penetración de su mirada. Tal vez fuera su orgullo el que no permitía que pusieran precio a las extraordinarias facultades de sus ojos.

Fassman también pintaba, pero la pintura era para él un pasatiempo, un medio de liberar la tensión que le producía el espectáculo y, más tarde, las consultas y los cursos. Su pintura nunca tuvo ambición ni pretensiones de ningún tipo aunque pintaba casi a diario estuviera donde estuviera. Durante sus giras, el caballete se plantaba en las habitaciones de los hoteles al mismo tiempo que se deshacían las maletas. Tampoco pensó nunca en vender un cuadro. En cuanto daba uno por terminado lo regalaba a sus amigos y empezaba otro sin volver a pensar en el anterior. Hay cuadros suyos en América y en varias provincias de España.
Hoy podemos ofrecerles dos paisajes del profesor gracias a su amigo de Sort, Ramón Solé, conocido en el pueblo como el Tintoré. Ramón fue amigo de Fassman durante muchos años, compañero del juego de cartas que aquí llaman "butifarra" y de tertulias en las noches estivales. Fassman le regaló estos dos cuadros que el Tintoré aún tiene colgados con orgullo en su casa.



Sobre la afición del profesor a la pintura, nos llega también un testimonio del profesor Marín, quien ha colaborado en varias ocasiones enviándonos recuerdos del que fue su profesor y amigo.


Nos dice el profesor Marín: "El profesor Fassman, cuando vivia en la casa del Dr. Ferrandiz, en una de las habitaciones, concretamente en su dormitorio, mientras asistía al curso que yo hice con él, iba pintando en una de las paredes un mural precioso y, de vez en cuando, venía a visitarlo un hermano suyo que era su vivo retrato. Eran extraordinariamente parecidos, como si fueran gemelos, y su hermano tambien añadia pinceladas y se consultaban sobre la pintura."


El profesor Marín sigue presentando su espectáculo de mentalismo e hipnosis y tiene un programa de televisión que puede verse en http://telemagik.com/

Gracias, Ramón Solé, por habernos permitido exponer estas muestras de un pasatiempo que el profesor Fassman practicó con pasión. Y gracias otra vez al profesor Marín por su nueva áportación.

martes, julio 10, 2007

Un sobre escondido nos revela una historia

Tengo ante mi una foto del profesor Fassman con sus alumnos de un curso celebrado en Caracas, Venezuela, en 1970. La foto guarda una historia, como todas las fotos, pero ésta tiene, además, una sorprendente voluntad de comunicarse. Quiere contarnos la historia de una mujer excepcional que posó aquella noche de fin de curso sin siquiera imaginar que, treinta y siete años después, esa foto, su nombre y su vida ejemplar se proyectarían al mundo entero. Y la foto quiere, también, contarnos su propia historia, la extraña historia de cómo llegó hasta aquí.


A finales de 2006, descubrimos en Internet que se ofrecían los cuadernos de unos cursos del profesor Fassman editados a finales de los sesenta. Escribimos a Bookends, la empresa venezolana que vendía los cursos. Enseguida recibimos la respuesta de Ginette González. En uno de los mensajes que le enviamos para ponernos de acuerdo sobre precio y envío, surgió el tema de nuestro proyecto sobre la biografía y el centenario del nacimiento del profesor Fassman. Ginette nos contó entonces que su tía, la profesora Graciela Cárdenas, ya fallecida, había asistido a un curso de Fassman y era una gran admiradora del profesor y que, ¿casualmente?, en aquellos días había descubierto una foto y un folleto del curso de 1970 que su tía había guardado entre sus papeles. Ginette nos ofreció los cuadernos como regalo y prometió hacerlos llegar hasta nosotros a través de su hermana, residente en Alemania, que estaría en diciembre pasando unos días en Venezuela y que podría enviarnos el paquete cuando se encontrara de regreso en su casa.


Y Ginette cumplió su promesa. Los cuadernos llegaron a principios de este año en una caja enviada por su hermana, Adriana, desde Leverkusen. La alegría que nos causó recibirlos hizo que nos pusiéramos a hojearlos enseguida relegando la caja al armario donde, afortunadamente, guardamos hasta lo que no sería necesario guardar. Allí pasó meses guardando un secreto. Esta misma tarde, Ana Braga tuvo que trasladar el material de ese armario a su nuevo despacho y, ¿casualmente?, metió la mano dentro de esa caja llegada de Alemania. Allí encontró un sobre que se había pegado al fondo de la caja, un sobre que Ginette González nos había dirigido el 28 de diciembre de 2006. El contenido nos emocionó. Enseguida comprendimos que aquella foto del curso y todo lo demás, pedían y merecían ser compartidos con todos vosotros.



Por contarlo en orden cronológico, empezamos por un folleto del curso que el profesor Fassman impartió en Caracas en 1970. La fotografía con que iniciamos esta entrada corresponde a la noche en que se celebró el fin de ese curso. Entre los alumnos estaba la profesora Graciela Cárdenas Ramírez. ¿Quién era? ¿Qué dejó? Nos lo cuenta un díptico que se imprimió tras su fallecimiento.






La profesora Graciela Cárdenas creía en sí misma, en su capacidad para se feliz, requisitio indispensable para poder hacer felices a los demás. Lo expresó en su "Creo," un poema escrito para la Cátedra de Desarrollo de la Personalidad de la Universidad de la Tercera Edad.


Si pudiéramos hablar con ella -¿podemos?- le daríamos las gracias, gracias por viajar tan lejos, gracias por no dejarnos tirar esa caja, gracias por salir de pronto del silencio de un armario para contarnos una historia que hoy nos hace sentir un poco mejores.
Gracias, Ginette y Adriana Gozález.
Les recordamos a todos que si pulsan encima de las imágenes, podrán verlas ampliadas. Y a todos deseamos que esta historia les produzca las mismas emociones que nos ha producido a nosotras.
Website de Adriana González: http://www.stoff-art.de/
Entradas relacionadas: "Ya tenemos web", "Correo Generoso"

domingo, julio 08, 2007

Vuelve Fassman, el hipnotizador de multitudes



José Mª Llàcer, de Selecciones Mágicas, sigue ayudándonos a reconstruir la apasionante etapa de Fassman en los escenarios de España y América. Esta vez nos envía imágenes de dos carteles que se encuentran en el catálogo de la Colección Martín Pacheco. Desde junio, los argentinos tienen la suerte de contemplar esta colección en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires, donde estará hasta el mes de agosto. En la exposición, "Historia Gráfica y Visual de la Mágia. Cuatro siglos de Ilusión" se exhiben las piezas únicas de la que es la colección más importante de carteles y objetos de magia de Latinoamérica. Pueden encontrar más información en Página12 Radar.



Una de estas imágenes tiene para nosotros un significado especial. Es el primer cartel que hemos encontrado en el que aparece Fassman con la que entonces era su esposa, Deyka.


Encontrarán más información sobre esta mujer extraordinaria en ¿Quién era Deyka?



Sin duda alguna, José Mª Llàcer merece un lugar destacado en los agradecimientos de la biografía del profesor Fassman.