El pasado 22 de marzo se llevó a cabo un acto, en el cine "Els Til.lers" de Sort, para recordar al profesor Fassman. Tras una vídeo promocional de la biografía del profesor, realizado por Ana Braga, el Sr. Alcalde de Sort, Don Agustí López Pla, pronunció unas palabras de presentación en las que recordó cómo surgió la idea de escribir la biografía que habrá de culminar la celebración del centenario del nacimiento de José Mir Rocafort, Fassman, el 30 de abril de 2009. Su discurso fue seguido por una conferencia sobre mentalismo e hipnosis en la que María Mir hizo un recorrido por la historia de una rama del ilusionismo inmersa en la polémica desde sus inicios a finales del siglo XIX.
Así como los espectáculos de otras especialidades del ilusionismo se valoraban por la brillantez de los números y la habilidad de entretener, y la utilización de trucos se aceptaba sin cuestionar por ello la honestidad del artista, a los espectáculos de mentalismo se les exigió desde el principio una veracidad imposible. No se puede negar que los principales responsables del malentendido fueron los propios mentalistas al atribuirse poderes poco menos que sobrenaturales en la propaganda de sus espectáculos y hacer pasar por fenómenos paranormales lo que en realidad eran trucos. Pero lo mismo hacían los magos que exhibían números como la levitación o el descuartizamiento de su ayudante sin que por ello se les acusara de fraude.
María Mir expuso con claridad la naturaleza de los espectáculos clásicos de mentalismo e hipnosis a partir del programa de una actuación del profesor Fassman y de su médium, Miss Deyka, en el teatro Odeón de Buenos Aires, en 1950. Fassman, como todos los mentalistas, utilizaba trucos en su espectáculo, algunos de su propia creación que luego fueron repetidos por muchos colegas. La excelencia en la ejecución de esos trucos fue lo que le dio la fama y el reconocimiento unánime del público como el mejor en su género.
Pero el profesor Fassman se retiró de los escenarios en 1965 dedicándose, desde entonces y hasta su fallecimiento en 1991, a la psicoterapia y a impartir cursos de dinámica mental. En una y otra actividad, Fassman utilizaba la hipnosis obteniendo resultados prodigiosos con pacientes y alumnos. Es evidente que en esas circunstancias no pueden utilizarse "ganchos" ni aprovechar sujetos proclives a llamar la atención exhibiéndose sobre un escenario. No cabe, por lo tanto, poner en duda que el profesor Fassman tenía un poder de sugestión extraordinario. ¿Puede afirmarse, además, que poseyera realmente facultades de percepción distintas de lo que se considera normal? María Mir dedicó la mayor parte de la conferencia a responder a esta pregunta basándose en la evidencia que suministra el amplísimo anecdotario del profesor.
Así como los espectáculos de otras especialidades del ilusionismo se valoraban por la brillantez de los números y la habilidad de entretener, y la utilización de trucos se aceptaba sin cuestionar por ello la honestidad del artista, a los espectáculos de mentalismo se les exigió desde el principio una veracidad imposible. No se puede negar que los principales responsables del malentendido fueron los propios mentalistas al atribuirse poderes poco menos que sobrenaturales en la propaganda de sus espectáculos y hacer pasar por fenómenos paranormales lo que en realidad eran trucos. Pero lo mismo hacían los magos que exhibían números como la levitación o el descuartizamiento de su ayudante sin que por ello se les acusara de fraude.
María Mir expuso con claridad la naturaleza de los espectáculos clásicos de mentalismo e hipnosis a partir del programa de una actuación del profesor Fassman y de su médium, Miss Deyka, en el teatro Odeón de Buenos Aires, en 1950. Fassman, como todos los mentalistas, utilizaba trucos en su espectáculo, algunos de su propia creación que luego fueron repetidos por muchos colegas. La excelencia en la ejecución de esos trucos fue lo que le dio la fama y el reconocimiento unánime del público como el mejor en su género.
Pero el profesor Fassman se retiró de los escenarios en 1965 dedicándose, desde entonces y hasta su fallecimiento en 1991, a la psicoterapia y a impartir cursos de dinámica mental. En una y otra actividad, Fassman utilizaba la hipnosis obteniendo resultados prodigiosos con pacientes y alumnos. Es evidente que en esas circunstancias no pueden utilizarse "ganchos" ni aprovechar sujetos proclives a llamar la atención exhibiéndose sobre un escenario. No cabe, por lo tanto, poner en duda que el profesor Fassman tenía un poder de sugestión extraordinario. ¿Puede afirmarse, además, que poseyera realmente facultades de percepción distintas de lo que se considera normal? María Mir dedicó la mayor parte de la conferencia a responder a esta pregunta basándose en la evidencia que suministra el amplísimo anecdotario del profesor.
La gente reunida en el cine de Sort ofrecía un ambiente insuperable para analizar, con la máxima honestidad y racionalidad posibles, si puede decirse del profesor Fassman que, además de ser un mentalista excelente, era lo que en términos parapsicológicos se denomina un dotado o paragnosta. Había entre el público testigos directos de algunas anécdotas que María Mir utilizó para plantear posibles respuestas, otros habían recibido los mismos relatos a través de sus padres o abuelos. Eso impidió que el análisis se viera desvirtuado por no aportar otra evidencia que anécdotas difícilmente comprobables del anecdotario con el que se creó la leyenda del profesor Fassman en España y en América. La gente sabía de lo que se estaba hablando y lo podía corroborar.
Después de la conferencia, se proyectó una copia de la película "Fascinación".
Estrenada en Buenos Aires en septiembre de 1949, el profesor Fassman realiza en ella una breve intervención representándose a sí mismo. A pesar de la pésima calidad de la copia, el público soportó la proyección durante más de una hora.
El acto fue un éxito, un nuevo éxito del profesor Fassman, pero esta vez un éxito que le debe a sus paisanos de Sort.
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