Queridos amigos:
2009 ha sido un año muy intenso. A nosotros nos exigió desde el principio mucho esfuerzo y trabajo para que el deseo de celebrar el centenario del profesor Fassman se hiciera realidad. Todo se vio recompensado cuando en el mes de abril llegamos a la meta.
No podemos olvidar, sin embargo, a aquellos a quienes este año condenó al paro, a la lucha por la supervivencia; una lucha que deshumaniza cuando hay que salir cada día a la calle a buscar lo esencial para la familia, para uno mismo. Ante la angustia cotidiana que tantos hombres y mujeres tienen que sufrir buscando empleo desesperadamente, da un cierto pudor y hasta vergüenza quejarse de exceso de trabajo. Hoy por hoy, cuando trabajar es para millones sólo una esperanza, el trabajo es, para quienes lo tenemos, un privilegio que hay que agradecer. Con todos los que estáis sufriendo la incertidumbre ante vuestro futuro y el de vuestras familias, quisiera compartir unas palabras que escuché hace muchos años de un amigo judío, superviviente de un campo de concentración en el que había perdido toda su familia. “Cuenta tus bendiciones,” me dijo tras escuchar mis penas. El hombre no podía darme otra cosa; era muy pobre, pero aquellas palabras, resonando en mi recuerdo a través de los años en momentos durísimos, me sirvieron de bálsamo y de estímulo para salir adelante. Contad vuestras bendiciones: los padres, el compañero o compañera, los hijos, ese breve momento de alegría o de simple distracción que os alivia la lucha, la buena salud, la juventud, las ventajas de la madurez. Es posible que descubráis tantas cosas buenas que vuestros problemas y preocupaciones se reduzcan a la medida de obstáculos que podréis superar.
Tuvimos que dejar de lado este blog en junio porque mis alumnos de inglés y el encargo de un libro ocuparon todo mi tiempo. Ana Braga se dedicó al trabajo de la editorial. Cada día agradecemos que siga adelante un proyecto que tanto significa para nosotras y para muchos amigos y admiradores del profesor.
La biografía se presentó el 19 de agosto a las 10:30 de la noche en Gerri de la Sal, pueblo en el que nació Pilar Rocafort Puigredón, la mujer más importante en la vida del profesor Fassman a quien veneró hasta su último aliento. Fue la presentación más emotiva. La plaza de Sant Feliu se llenó de parientes y amigos de Fassman que le recordaban como un personaje cotidiano durante las visitas diarias al pueblo que hacía mientras veraneaba en Sort, y de jóvenes que habían oído hablar de él a sus mayores en centenares de anécdotas que aún se siguen contando. Quise dedicar aquella presentación a mi abuela sabiendo hasta qué punto eso habría complacido a mi padre.
El acto empezó con un corto en el que Ana Braga seguía los pasos de Pilar Rocafort en el Gerri de finales del siglo XIX. Su infancia en Casa Morreres, su matrimonio, sus primeros hijos, sus primeros dolores irreparables con la pérdida de su primera hija y de su marido, su volver a empezar con su segundo matrimonio y su traslado a Sort.
Seguramente, en la historia de aquella mujer sencilla, trabajadora y fuerte todos volvieron a vivir la historia de las mujeres de sus familias; la historia secreta del esfuerzo y el trabajo silenciosos con que las mujeres sostenían las casas del país.
Tras el documental, empezaron los parlamentos. Mercé Caselles, de Casa Bochaca, activa patrona de la Fundación La Morisca que vela por las tradiciones y la vida cultural de Gerri, habló de Fassman y de su madre compartiendo sus propios recuerdos. Carles Canut habló por segunda vez del amigo heredado de su padre y cómo la comarca se imbrica de un modo inseparable en la vida de Fassman. Finalmente, y pidiendo permiso a mi padre, hablé de las mujeres que marcaron su vida: su madre, por encima de todos, una mujer en cuyas facultades podía deducirse el origen de las facultades de Fassman; su hermana mayor, personalidad que destacó en la Iglesia por una entrega absoluta y heroica a trabajar por los demás; su primera mujer, discípula extraordinaria que agradeció siempre a Fassman todos los triunfos que consiguió a pesar de los obstáculos que encontró en todas partes por el hecho de ser mujer; la mujer que le acompañó durante los últimos treinta años organizando su vida doméstica.
Dije entonces que aquella sería la última presentación del libro porque nada podría superar el ambiente, la atención, la calidez de todos. Y fue la última presentación.La biografía de Fassman sigue su camino. El profesor Fassman vuelve a vivir con cada nuevo lector que se asoma a su historia. Aún nos queda la espina de no haber podido distribuir el libro en América donde tantos ex alumnos y admiradores lo esperaban. Pero tenemos la certeza de podernos sacar esa espina muy pronto con una segunda edición confiada a una distribuidora internacional.
En octubre estuvieron en casa Luis Alvarez, investigador de Cuarto Milenio, y su equipo preparando un documental que saldrá en breve en el excelente programa de Iker Jiménez. En cuanto nos avisen de la fecha de emisión, la comunicaremos.
Y, en fin, que acaba un año duro, pero empieza uno nuevo como todos tienen que empezar, con esperanza. Deseamos a todos, en primer lugar, lo mismo que deseamos para nosotras y los nuestros: que los catastrofistas y los crispadores no consigan ahogar la esperanza que todos necesitamos para salir adelante; que recibamos el año sacando fuerza de flaqueza para seguir luchando con toda nuestra energía; que al hacer balance en el último mes del año próximo podamos contar triunfos y disfrutarlos con la satisfacción de haberlos conseguido con honestidad gracias a nuestro esfuerzo.
Recibid en mi nombre y en el de Ana Braga un abrazo de todo corazón.