Image Hosted by ImageShack.us

Reportaje realizado por Laia Ruich y Aitor Marichalar para TV3, Televisión de Catalunya

sábado, mayo 09, 2009

José Mir Rocafort cumple cien años




El pasado 30 de abril, día del centenario del nacimiento del profesor Fassman, unas 300 personas se congregaron en el teatro Els Til·lers, de Sort, cuyo aforo es de algo más de doscientas, para asistir a la presentación de su biografía. El ambiente era distinto al de otras presentaciones. Algunos de los asistentes habían sido amigos de Fassman, otros le habían conocido personalmente, otros habían oído alguna de las innumerables anécdotas que se siguen contando en el pueblo sobre aquel hombre extraño y, a la vez, campechano, accesible y de una enorme generosidad. Para todos, ese hombre era, como cualquier vecino, uno de los suyos, por lo que el ambiente que se creó desde el principio fue tan emotivo y sencillo como una celebración familiar.

Los participantes en el acto subimos al escenario y nos sentamos tras la mesa frente a una pantalla en la que se proyectaba una composición fotográfica de Ana Braga con el libro a la izquierda y la primera página de la biografía a la derecha, ambos sobre una gran fotografía de la plaza mayor en la que destacaba la casa con el ojo de buey en la que nació José: Casa Mariot.

Empezó la presentación Sebastià D’Arbó, periodista dedicado a temas esotéricos que fue alumno del profesor Fassman en los años setenta. Tras una breve introducción en la que recordó su relación con el profesor, D’Arbó dio la palabra a Vicenç Mitjana Rabassa, presidente del Consell Comarcal del Pallars Sobirà.

En nuestro pueblo, como en cualquier otro pueblo pequeño, los títulos y los cargos no impresionan. Quien los ejerce es, simplemente, un vecino a quien se le ha otorgado la confianza popular en unas elecciones y a quien se le exponen los problemas, se le exige que cumpla sus obligaciones y se le critica abiertamente en la calle o en cualquier café. Vicenç habló de un hombre al que no había conocido –tiene treinta y pocos años- pero cuya personalidad demostró conocer a través de una lectura concienzuda de la biografía. Comprendió en su lectura la importancia fundamental que el pueblo y la comarca habían tenido en José durante toda su vida y la importancia que para el pueblo y la comarca tiene ahora el nombre de Fassman como embajador y promotor de Sort y del Pallars. Próximamente, encontrarán el emotivo discurso de Vicenç en nuestra web.

Habló en segundo lugar Agustí Lòpez Pla, alcalde Sort. Esta era, para él, la tercera presentación en la que expresaba su orgullo y satisfacción por haber propuesto que se escribiera la biografía de Fassman. De la biografía destacó la rigurosa documentación que la acompaña. Y ésta es, en efecto, una de sus características más importantes. Sin el aval de documentos que demuestran los hechos que se narran, la biografía podría parecer una novela inverosímil porque la vida de José Mir Rocafort fue increíble de principio a fin. Destacó también, el arraigo del personaje en un paisaje y una historia que permiten seguirle a través de su tierra y de las vicisitudes que sufrió su país durante todo el siglo pasado. Dijo Agustí que, desde la primera lectura del manuscrito, los lugares y las escenas de la biografía se habían quedado en su mente discurriendo como una película.
Queremos destacar que el presidente del Consell y el alcalde de Sort pertenecen a partidos políticos distintos. El profesor Fassman nunca quiso adherirse a ideololgía ni partido alguno y era justo que en su centenario participaran personas de distinto color. Los políticos pasan; el recuerdo de los hombres relevantes sobrevive.
Llegó el turno a Albert Salvadó, escritor andorrano que ha alcanzado renombre, sobre todo, con la novela histórica, entre cuyos títulos destaca la trilogía sobre Jaime, el Conquistador, rey de Aragón, de Mallorca y de Valencia y conde de Barcelona. Pero Albert Salvadó estaba en la presentación no en calidad de escritor, sino de alumno y amigo del profesor Fassman. Del libro dijo, simplemente, que lo recomendaba, y pasó a hablar de lo que nos interesaba a todos: de la figura de Fassman como profesor y como amigo. Su intervención estuvo llena de anécdotas que destacaban la humanidad del personaje y recordaban a todos una relación paradójica: el físico de Fassman, sobre todo sus ojos, imponía hasta el miedo; el hombre, a la distancia de una conversación, era sencillo, afable, cercano.
Y le llegó el turno a María Mir, la autora. Empezó por explicar por qué había escrito la biografía en castellano y no en catalán, detalle que ya había mencionado un participante en otra presentación. En nuestra tierra, éste sigue siendo un asunto sensible que provoca reacciones viscerales. Unos se empeñan en que el gobierno de Cataluña pretende erradicar el castellano y hacen constantes llamamientos a la defensa de la lengua española; otros ven el castellano como la amenaza que quiere reducir el catalán a una lengua de uso privado. María Mir recordó unas palabras recientes del abad de Montserrat al respecto. La abadía de Montserrat ha sido, durante más de mil años, el referente nacional e intelectual de todos los catalanes y, a la vez, ejemplo de una apertura al mundo que ha abierto nuestras mentes y ha enriquecido la cultura de nuestro país. Bienvenidas sean todas las lenguas, todas, si nos permiten entender mejor a los demás y hacernos entender por ellos.
Pero la autora de la biografía que, como indica en la introducción de la obra, intentaba mantenerse a distancia del personaje para no poner en peligro su objetividad y que había mantenido esa distancia al comentar el libro en las presentaciones anteriores, ante el público de Sort tuvo que ceder su lugar a la hija de Fassman. La hija de Fassman habló de su padre con la sinceridad y la llaneza con que cualquiera de los asistentes hablaría del suyo.

La respuesta de los vecinos de Sort y de los visitantes fue la misma que Fassman pudo disfrutar en el homenaje que le hicieron en el pueblo en 1980. Ante la mesa en que María Mir firmaba el libro, se hizo una cola de gente que no tenía prisa por acercarse al bufet.

Después de la cena, empezó el espectáculo. Actuó, en primer lugar, Magic Fabra, un mentalista que encarna los valores éticos de la profesión: estudio, entrenamiento y creatividad. Con una sencillez que impresiona sobre un escenario por su falta de artificio y pretensiones, Fabra provocó risas, exclamaciones y aplausos a un público que en ningún momento perdió la ilusión. En presencia de ese artista, ni al más crítico se le puede escapar la certeza de encontrarse ante un profesional que siente un gran respeto por su trabajo y por el público que le sigue.

En segundo lugar, actuó el profesor Marín. Su sola presencia indica que su actuación es muy diferente a la de los mentalistas actuales. Largos y blancos cabellos y barba, esmoquin blanco, una gran medalla en el pecho sobre la camisa negra, Marín revela su intención de dar a su figura la aureola de misterio de un anciano gurú. El profesor Marín devolvió el recuerdo del profesor Fassman en su actuación imborrable de 1980 ante 1.500 personas. Muchos de los asistentes a la presentación habían asistido también a aquel espectáculo; los más jóvenes lo habían oído contar una y otra vez. Cuando Marín realizó el número de la “reconstrucción de un crimen” todas las memorias recordaron a Fassman. Siguieron recordándolo en las experiencias de hipnosis. Ana María Ochoa y Joan Saparra cedieron su voluntad al hipnotizador moviendo a todo el público a carcajadas.
La función terminó con un auténtico fin de fiesta de otras épocas. Por iniciativa de Magic Fabra, él mismo, el profesor Marín, Ana Braga y María Mir se despidieron del público lanzando claveles desde el escenario. Sin duda alguna, el profesor Fassman hubiera dado su aprobación a todo el acto.

El fotógrafo Toni Grases, de Photoset de Sort, captó los momentos más importantes para la posteridad, pero tendremos que esperar a que procese las fotografías. En cuanto las tengamos, las compartiremos con vosotros desde aquí.

Gracias a cuantos participaron, todos desinteresadamente, para que el homenaje al profesor Fassman resultara digno en su sencillez. Gracias a cuantos nos acompañaron y a aquellos que estuvieron con nosotros aunque no pudieron estar presentes. Y gracias a quienes han tenido suficiente interés como para leer la descripción del acto hasta aquí. Mañana os contaremos cómo fue la llegada de José Mir Rocafort a su casa después de tantos años.

No hay comentarios: